469 14/05/16 De Mª.Stmª. VIVIR LA CONSAGRACIÓN

Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, si os consagráis a Mi Corazón, sabed que es para llevaros al de Jesús, pues soy Su instrumento fiel…

¡Hijos! Consagrarse al Corazón de Jesús no es recitar de memoria una fórmula todos los días, es luchar por tener Sus mismos sentimientos, Sus mismos pensamientos, obrar como Él lo haría, pedir que se cumpla la Voluntad del Padre, obedecer y someterse, despojarse del propio rango y humillarse hasta lo último, (Fil. 2, 5-8) dándolo todo por el hermano.

Ya con esto tenéis largo tema de meditación, es vivir como Él vivió, y nada más tendría que añadir, así que, hijos, revestíos de Él, (Rom. 13, 14)  y si bien vuestras comilonas y borracheras son a pequeña escala… ¡las tenéis! ¡Hijos! Nada de satisfacer las concupiscencias de la carne, dando gusto al cuerpo, nada de rivalidades, ardides, contiendas y envidias, pero ¡nada!, mirad que el que es infiel en lo poco que le pide Dios, lo será también en lo mucho. (Rom. 13, 13)

Revisad, pues, desde ahora mismo, vuestros pensares y sentires a la Luz de Cristo y buscad pareceros a Él, que es la meta. Yo, como vuestra Madre, a ello os ayudaré, pero… ¡moveos!, que es más fácil la conversión en una persona de corazón entero, la cual, como una bola de billar, basta cambiarla de dirección, como Pablo, que si antes amaba la Ley de Moisés a su manera, fue fácil que luego amase la Cruz de Cristo, pero, el que no se mueve, el que ama sus comodidades, es como bola pegada que no rueda, mucho más costosa de mover, por su desidia y tibieza.

¡Hijos! Orad conmigo muchas veces: “¡Jesús, dame un corazón semejante al Tuyo!”. Yo os bendigo en esto. Quedad en paz. Así sea.

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